lunes, 8 de marzo de 2021

Entornos Pacificados

AFA Arcángel
Quizás queden pocos recuerdos amables de la pandemia de la COVID-19 que, al escribir esto, todavía sigue activa. Uno de ellos, sin embargo, será la (re)conquista de las calles por los peatones, por los ciudadanos, durante el período posterior a largos meses de confinamiento estricto en nuestros domicilios. Para quien, en el distrito de Retiro (Madrid) recorriese aquellos días la calle Menéndez Pelayo, por ejemplo, reconvertida entonces en un espacio de juego y de paseo, entregada al uso público, como lugar de convivencia, es posible que la imagen le resulte todavía conmovedora.

Diferentes Asociaciones de Familias de Alumnos (AFAs), inicialmente en Barcelona, por mimetismo y simpatía también ahora en Madrid, con la colaboración de organizaciones locales, están realizando cada dos semanas cortes de tráfico los viernes, a la hora de salida del colegio, para llamar la atención sobre la necesidad de aumentar la seguridad y la habitabilidad en los entornos inmediatos de los colegios.

Las protestas pacíficas se notifican a la Delegación del Gobierno, lo que garantiza entre otras cosas la presencia de la Policía Municipal para cortar el tráfico y garantizar que no hay incidentes, pues la peatonalización genera una falsa sensación de seguridad si no se corta el tráfico.

El término empleado para estas protestas es Revuelta Escolar. Habrá quien prejuzgue esta iniciativa y ponga el énfasis en el alboroto, la alteración. Habrá quien solo vea disenso con una manera de concebir nuestras ciudades en general y los entornos de los colegios en particular. Sin embargo, una revuelta también es (o sobre todo es) un cambio de dirección, un punto de inflexión, una mudanza de la situación actual (caracterizada por cierta inseguridad, bastante congestión, alta exposición de los niños y sus familias a determinados contaminantes atmosféricos, ruido, pérdida de espacio público…) a otra en la que estas iniciativas permitan mostrar con nitidez los beneficios de recuperar la ciudad en muchos sentidos.

La escuela, más allá de cuestiones curriculares cruciales, de un lugar privilegiado en el acceso a la información y el conocimiento, en el mejor de los casos de un espacio de reflexión, es sobre todo un lugar de encuentro con iguales (que no idénticos, pues también es un espacio de diversidad), un espacio de igualación social (partiendo de las diferencias en lo cultural, educativo, económico de cada familia). Lo que perdemos cuando entregamos los entornos de las escuelas a los coches es, quizás más que nada, la autonomía del mundo infantil, el juego libre sin amenazas.

Aunque estos cortes puntuales de tráfico sean una llamada simbólica de atención, en realidad no deberíamos perder la oportunidad de repensar nuestras ciudades. Debemos dialogar entre generaciones, entre residentes y comunidad educativa, entre usuarios de coches y transeúntes o ciclistas…

AFA Arcángel: Web | Twiter

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